Corregidor, 2007
La imagen artística ensayó a través del tiempo su teatro de símbolos; en la superficie de una pintura, en la piedra labrada, en los varios sentidos de un párrafo literario, se verifica una multiplicación de los reflejos del Orbe. En el cruce de esas galerías, la voz propia del artista duplicada -en eco- por la edificación de un destino personal. Nosotros atrapamos esos reflejos, ampliándolos aún por nuestro movimiento, por nuestros cambios de pensamiento y percepción. Los ensayos que componen este libro exploran el diálogo entre forma e idea; un diálogo uncido a su foro secular, pero también surcado por esos pequeños resquicios desde donde adivinamos un retrato secreto: los movimientos íntimos de la obra.